el incomprensible mundo de gabriel revelo
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Atentamente, Dai

 
Del sol agonizante de este ocaso,
me llega el murmullo de un amigo.
 
No habla, no grita, no me ve…
Pero ríe en el viento,
juega en las hojas de otoño que caen.
Lo conozco.
 
Eres tú, el de siempre, mi héroe,
esa inspiración mía, que es eterna.
 
¿Cómo he de olvidarte?
Si cada día te cuelas en los colores
del amanecer, me das los buenos días,
y sonrió.
 
¿Cómo no idolatrarte?
Si tu aroma no abandona ese rinconcito
tan tuyo en casa.
 
Te descubro en mis propios gestos,
en tus frases que hoy son mis frases.
Caminando por la playa,
descubro que nuestras huellas se hacen una sola,
de aquí a la eternidad del universo.
 
No te olvido mi amigo,
al contrario, te idolatro con demencia,
con toda la locura que mi corazón
es capaz de darte.
 
Aunque hoy vivas en tu casa de piedra,
espérame, te visitare justo ahí,
en tu planeta celestial.
Recordaremos nuestra pelea
con el mono gigante,
las platicas con el Señor Lagarto,
y esos triunfos que hacías tuyos.
 
Te regalo mi vida,
para que la vivas en mí. 
 
En la luz de los días,
la inquietud de mis pensamientos
van a ti, y renaces.
 
Gracias amigo,
por estar a mi lado,
y también por haberme dado la vida.
 
 
Gabriel Revelo
Octubre 2004
 
 
Fue hace cuatro años, un 3 de febrero por la mañana, cuando te fuiste. Desde entonces no hay un día que no piense en ti. A veces me da miedo que el tiempo me borre tu recuerdo. A veces, también, me da miedo que te decepcione lo que soy. Sólo quiero decirte que te amo y que te extraño mucho Papá. Gracias por seguir aquí.

2 respuestas to “Atentamente, Dai”

  1.  
    Anoche tomé un cuadernito rojo en el que escribo mis memorias. Lo abrí y el texto que estaba en la hoja frente a mí fué la memoria del día 4 de Febrero del 2003.
     
    Debo confesar que Mario se pasea de repente por mi mente.
     
    Al releer mis líneas me dí cuenta de que no me acordaba cómo me había pegado su partida.
     
    No sé si sea propio (o ajeno), pero creo que me tomaré la libertad de transcribirlo a mi space.
     
    Nos leemos.
     
     

  2.  
    Anoche tomé un cuadernito rojo en el que escribo mis memorias. Lo abrí y el texto que estaba en la hoja frente a mí fué la memoria del día 4 de Febrero del 2003.
     
    Debo confesar que Mario se pasea de repente por mi mente.
     
    Al releer mis líneas me dí cuenta de que no me acordaba cómo me había pegado su partida.
     
    No sé si sea propio (o ajeno), pero creo que me tomaré la libertad de transcribirlo a mi space.
     
    Nos leemos.
     
     


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