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La Guerra del Fin del Mundo

Sólo han pasado unas horas, y sigo impactado, sintiendo ese cosquilleo y temblor a causa de un glorioso final que como miles de cañones, sigue retumbando en cada uno de mis pensamientos. Terminé de leer ‘La Guerra del Fin del Mundo’ de Mario Vargas Llosa, y por hoy, pareciera que no hay lugar para otra cosa más.

En una entrevista, el escritor Xavier Velasco consideró esta novela como su libro de cabecera. Fue ahí cuando supe de su existencia, y me prometí leerla algún día. Después de más de un año de posponer su lectura, mi hermana me regaló la edición definitiva de Alfaguara, que dicho sea de paso, nos costó mucho encontrar. Setecientas diecinueve hojas después, considero que éste libro es poco menos que una obra de arte.

La primera novela que el maestro Vargas Llosa situó fuera de Perú en un principio no prometía gran cosa, o por lo menos, no me llamaba mucho la atención: Un conflicto armado con tintes revolucionarios en el noreste del Brasil de finales del siglo XIX. La llamada ‘Revolución de Canudos’, acontecimiento histórico que hasta entonces desconocía, es un remanente de circunstancias, personajes e historias que sólo una novela de éste calibre podría explicarnos.     

“El hombre era tan alto y flaco que parecía siempre de perfil. Su piel era oscura, sus huesos prominentes y sus ojos ardían con fuego perpetuo. Calzaba sandalias de pastor y la túnica morada que le caía sobre el cuerpo recordaba el hábito de esos misioneros que, de cuando en cuando, visitaban los pueblos del sertón bautizando muchedumbres de niños y casando a las parejas amancebadas. Era imposible saber su edad, su procedencia, su historia, pero algo había en su facha tranquila, en sus costumbres frugales, en su imperturbable seriedad que, aun antes de que diera consejos, atraía a la gente” 

Basta leer éste, el primer párrafo de la novela, que describe la personalidad a Antonio Conselheiro ‘El consejero’ para quedar prendidos de este personaje capaz de exaltar el convencimiento fanático de los marginados del Brasil post monárquico. Cuando el Consejero anunció la proximidad del fin del mundo, y esté coincidió con la llegada de la Republica, se marcó el inició de un conjunto de mal entendidos que finalmente derivaron en la ocupación de la hacienda de Canudos. A partir de aquí, las confabulaciones políticas y militares no harán sino ensalzar ésta épica historia, cuyos personajes (María Cuadrado, el Beatito, Galileo Gall, Pajeú, Júrema, el León de Natubía, por mencionar algunos) son tan entrañables que difícilmente olvidaremos.

Justo escribo otras líneas, me convenzo más de la perfección de esta novela que es, para aquellos que pretenden llegar a escribir algún día, una muestra aleccionadora sobre como tratar y entrecruzar historias, tener un ritmo narrativo intenso y una convincente exposición de ideologías. Y esto es lo interesante, cada personaje, cada acción, cada escena, te envuelve. No hay desperdicio, no hay un párrafo en que el texto no te haga sentir emoción, nerviosismo o tristeza. No hay ni un instante el que no de gracias al destino con cruzarme con esta historia en la que el rezó de un rosario, las campanas de una iglesia y el estruendo de los cañones se mezclan armónicamente. Perfectamente documentada, al final piensas mucho, sobre religión, sobre el destino, el amor y la política… y eso es lo que uno busca cuando lee, que le revuelvan las ideas y el corazón.

Dudo que con estos comentarios le haga la menor justicia a una novela ya de por si enorme. Sólo me queda recomendarla y reiterar que Vargas Llosa le dio vida a una de las novelas más importantes de la literatura latinoamericana. Hoy terminé la Guerra del Fin del Mundo, y lo lamento como todo aquello que lamentablemente llega a su fin. Mañana comienzo ‘Abril Rojo’ de Santiago Roncagliolo, premio Alfaguara de Novela 2006, la verdad no puedo esperar para vibrar con esta nueva historia… así es la maldita literatura.             

2 respuestas to “La Guerra del Fin del Mundo”

  1.  
    De todos los libros que he leido – que son pocos -, uno de los que mas me ha gustado es "La guerra del fin del mundo". En realidad siento un gusto especial por las novelas que escribieron todos los integrantes de aquella cofradia conocida como "El Boom Latinoamericano"; sus autores no solo imprimieron historias originales y unicas, sino tambien ese color y sabor que tiene Latinoamerica. Entre sus representantes mis preferidos son García Marquez y Vargas Llosa, los he leido tanto que hasta se de su amistad y su posterior conflicto, y aunque he tratado de definirlos, he llegado a la conclusion personal de que tanto uno como el otro son geniales. Sin embargo, todavia cuando leo algunas criticas a los libros de dichos autores, me encuentro con citas como la siguiente:
     
    "Vargas Llosa nunca sera mejor que García Marquez, porque su Guerra del Fin del Mundo ni siquiera alcanza a compararse a los Cien Años de Soledad del colombiano que gano el Premio Nobel".
     
    A mi me gusta mucho Cien Años de Soledad, pero encuentro, al igual que tu, que la Guerra del Fin del Mundo es toda una obra de arte. Ademas los temas que tratan son distintos, mientras la primera innova la literatura con toda la inventiva del colombiano, la segunda toca un tema mucho mas profundo y quizas mas dificil de plasmar, y quizas por eso, desde mi punto de vista me imspira mas.
     
    Te escribo este comentario, porque como tu tambien piensas, dudo que nuestras criticas le hagan justicia a una obra tan enorme. Y a pesar de esto, tu y yo nada hemos perdido intentandolo. Ademas, siento que al igual que a mi, para ti debe de haber sido un placer retribuirla con unos cuantos aplausos, o mejor dicho, en este caso, con unas cuantas palabras virtuales.
     
    Pd: Si te gusto Vargas Llosa, te recomiendo sus primeras novelas. Una muy buena y no tan antigua es Lituma en los Andes, trata sobre el terrorismo en el Peru y ademas es muy graciosa. Saludos y adioses.
     
     

  2. «La guerra del fin del mundo» no es una novela, ni siquiera una obra: es un Universo. Por su belleza y su desarrollo, ninguna narración del siglo XX —excepción hecha de la infinita literatura borgesiana, por supuesto— puede compararse con ella: lírica y épica a la vez, «La guerra del fin del mundo» nos atrapa por su lenguaje poético, sus diálogos precisos, su estructura matemática, las descripciones perfectas de lugares, acciones, gentes, sentimientos, sonidos y silencios. Antes de su publicación, Vargas Llosa era y podía ser reconocido como un escritor estupendo; pero luego de ella, el peruano podía y debía recibir el apelativo de genio literario. Desde que tuve la fortuna de leerla, «La guerra del fin del mundo» se convirtió en mi religión.


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