el incomprensible mundo de gabriel revelo
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Magic and fanatic tour

 

A veces pasa que la rutina de la vida nos atrapa y uno cree (tontamente) que ya ha visto todo en esta vida… y de repente ¡plam! algo ‘raro o exótico’ nos sucede. En mi caso esta cuota de inverosimilidad me lo dio la propia literatura.

 

Sucede que ayer salió a la venta la edición en español de ‘Harry Potter y el Misterio del Príncipe’ sexto tomo de la saga de este famoso mago. Supuestamente los ejemplares serían puestos a disposición del público a partir de las 18:30 horas en cualquier establecimiento del país, por lo que cualquier intento por conseguirlo antes resultaría a todas luces infructífero. Pase buena parte del día en la feria de libro del Palacio de Minería (donde por cierto, tampoco tenían todavía el dichoso libro), hasta que cerca de las cinco de la tarde decidí enfilarme hacía el rumbo de Miguel Ángel de Quevedo para tranquilamente esperar mi ejemplar de esta apasionante historia en alguna de las librerías de la zona. Finalmente opté por dirigirme a Gandhí, y fue ahí cuando el resto de la tarde perdería su normalidad.

 

Para empezar, a unos 500 metros de la librería el trafico misteriosamente se intensificaba y no precisamente por arte de magia, sino más bien por arte del estacionamiento de la librería que a las 17:30 horas ya se encontraba completamente lleno. Si uno quería un lugar, tenía que esperar amablemente en una fila de vehículos que también esperaban acceder al lugar y que como consecuencia, desquiciaban el transito al obstruir completamente el carril de la derecha. Con más resignación decidí esperar mientras en la radio la Guzmán me deleitaba con su nueva canción, que por cierto ¡que buena es! (la canción, bueno, y ella también). Después de pasar veinte minutos en medio de mentadas de madre de los demás conductores que no entendían lo que estaba pasando, por fin logre hacer mi entrada triunfal al valet parking de aquel paraíso para los lectores compulsivos. 

 

Con la emoción de un niño gordo en una dulcería, entre corriendo apenas recibí el boleto del estacionamiento, tan sólo para toparme con un espectáculo irreal con toques surrealistas. La planta baja del lugar estaba atascada, y lo que es peor, ¡¡¡esta tan sólo era el área reservada para aquellos mortales que tuvieron la delicadeza y la preocupación de apartar su ‘Harry Potter 6’ con anterioridad!!!!! Después de preguntar me dijeron que la venta normal se llevaría acabo en el primer piso. Por cuestiones de tiempo y flojera, sólo les diré que llegar hasta las escaleras eléctricas fue toda una odisea (no dudo que más de una persona haya perdido la inocencia en medio de tanta gente).

 

Arriba todo igual, o si acaso un poco peor. Mucha gente, una fila enorme que serpenteaba entre los pasillos de casi todas las secciones literarias de la tienda. Resignado me formé y mire la hora en mi celular. Las seis de la tarde en punto, ósea que faltaba media hora y el lugar ya estaba más lleno que la sala de espera del purgatorio. Tratando de asimilar la idea de perder por lo menos la próxima hora de mi vida en aquellas circunstancias comencé a fijarme en la gente que me rodeaba: Niños y niñas, adolescentes, jóvenes, señores y hasta personas de la tercera edad que en su mayoría portaban una elegante túnica negra acompañada de corbatas o bufandas de diversos colores. Y lo más increíble, algunos hasta estaban armados con su ‘varita mágica’. En medio de ese remolino de admiradores y fanáticos del señor Potter me di cuenta de que desentonaba horriblemente a causa de mi vestimenta normal (estilo ‘muggle’ dirían los más fanáticos) y también por mi estado de animo, que si bien esperaba ya tener uno de los anhelados ejemplares tampoco me sentía al borde de un orgasmo como el 90% de los presentes. Ahora que lo pienso, creo que hubiera sido mejor ponerle más atención a la guapa chica que estaba delante de mi en la fila y cuyo traje negro de colegiala mágica me hizo pensar cosas que poco tenían que ver con las desventuras de Harry.. Finalmente, comenzó la cuenta regresiva, y los medios de comunicación que se encontraban en el lugar (por cierto, demasiados) se apresuraron a captar la euforia que provoco la entrega del primer libro al primer fanático de la fila.

 

Supongo que a estas alturas de la vida la señora J. K. Rowling (autora de estos libros) ya se ha dado cuenta del fenómeno que ha creado. Se sabe admirada por millones de lectores ingleses, ¿pero sabrá que el fenómeno es igual de impactante en países hispanos, para ser más concretos, en México?. He leído los cinco libros anteriores y puedo decir que el universo Harry Potter me parece fascinante, a tal grado que disfruto mucho cada que un nuevo tomo se acerca, pero para ser honestos no imaginé que este fenómeno fuera capaz de congregar a casi quinientas gentes en una librería (supongo que hubo otros sitios igual), entorpecer el trafico he incluso provocar que algunas personas se desmayaran (no sé si debido a la emoción o a la gran cantidad de gente que había). Y esta es la verdadera magia, que en un país de ‘no lectores’ una sola obra provoqué todo esto.

 

Hasta ayer en la mañana me consideraba una persona un poco obsesiva en cuanto al tema Harry Potter se refiere. Pero después de haber estado con personas que habían leído los libros una docena de veces, que pertenecían a un enorme club de fans y que parece, consideran a los personajes de la historia como reales y modelos a seguir, me doy cuenta de que sólo soy un simple y mediocre lector de las obras. Nunca he pertenecido a un Club de fans, y hoy me doy cuenta que no es lo mío, simplemente no me imagino vestido como un alumno de Hogarts mientras animadamente me desgarro la garganta con una porra hacía mi casa Gryffindor.

 

Una hora después por fin pague mi añorado ejemplar en la caja, nada barato por cierto. La gente seguía llegando, mientras, algunos periodistas entrevistaban y tomaban fotos a los fanáticos más pintorescos. Caminé entre un mar de gente que desde ya comenzaban a leer ansiosos sus libros, que dicen, es el mejor de los seis. Yo comenzaré a hacerlo hasta hoy (y eso si bien nos va). Finalmente me encuentro frente a mi computadora, ya lejos del mundo mágico, escribiendo estas líneas a las dos de la mañana. No sé que tan bueno sea caer en el juego del fanatismo, creo que es valido si te hace feliz, aunque también creo que todo exceso es malo, en fín cada quién su vida. De cualquier manera el haber estado rodeado de seudo-magos fue una experiencia rara, pero al fin y al cabo de esto esta formada nuestra existencia.

 

 

NOTA IMPORTANTE: Si leíste este articulo y entendiste a que me refería con términos como ‘Muggle’, ‘Hogarts’ o ‘Gryffindor’, ten cuidado (porque te lo estan sonsacando). Es probable que en unos dos años que salga el último libro de la serie de repente te encuentres vestido de mago y gritando porras junto con el resto de tus amigos de un Club de Fans en alguna librería de la ciudad.

              

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